En pleno periodo vacacional consideramos pertinente el siguiente escrito, referido a
la descripción que en algunas fuentes de los siglos XVII y XVIII, se hacía de centros
poblados merideños que hoy día son visitados por numerosos turistas foráneos. Se
trata de información extraída de los textos de Fray Pedro Simón, del comerciante y
funcionario público Miguel de Santiesteban, y del sacerdote Basilio Vicente de Oviedo.
En esta primera parte transcribimos parcialmente algunos aspectos geográficos y
humanos de la ciudad de Mérida:
-“El sitio donde hoy permanece la ciudad de Mérida con este nombre, por habérsele
perdido, como dijimos, el otro, es un valle que corre algo pendiente Norte Sur, a
sesenta y dos grados y dos minutos de longitud del meridiano de Toledo, y seis de
latitud al Norte, entre dos quebradas, la una llamada Albarregas y la otra Chenca
(por decir Chama), que mejor se le dirá caudaloso rio que se origina desde los
páramos de Cerrada y va recogiendo las más de sus aguas de las Sierras Nevadas
a cuyo pie está este valle de la ciudad. Con que aunque es algo hondo, la frialdad
de la nieve no le deja ser demasiado caliente, antes le da un temple tan templado
que se crian en el las frutas que en otros países no se dan sino en tierras muy frias
o muy calientes (...). La gente que nace en este pueblo tiene excelencia, sobre las
demas de estas provincias, en ser todos, en común, hombres y mujeres de crecidos
cuerpos. Crianse con mucha salud los niños por la templanza del país, salen de
buenos ingenios. Hay en la ciudad dos conventos, de Santo Domingo y San Agustin.
La mayor parte de la tierra de los términos es mas fría que caliente y toda ella muy
doblada, con que no es tan acomodada como otras a grandes crias de ganados
mayores. Es muy pobre de minas y así, sus grangerias (...) que mas les luce son las
de trigo, que se da mucho y muy bueno en las tierras templadas” (SIMÓN, Pedro.
Noticias historiales de Venezuela, 1626).
-“Esta ciudad está situada a poco más de 6 grados y medio de altitud boreal en fértil
llano, y amena pradería, que en su mayor extensión tiene como 4 leguas que llaman
el ejido (...); 4 ríos que nacen en las sierras nevadas que tiene por el nordeste, y el
sureste, bañan y fecundan sus campos y terreno(...). Esta ciudad por lo material
de sus casas y edificios, por lo bien delineado de sus calles y extensión de ella,
manifiesta la nobleza y comodidad de sus primeros fundadores (...); monedas de
oro y plata se ven muy pocas, o se guardan por medallas y la que corre por precio de
las cosas es la azúcar prieta, reducida a panecillos de dos libras y media que llaman
papelones de que una carga de 10 arrobas se regulan por 10 pesos y cada arroba
por uno (...). Goza esta ciudad y sus contornos de tan dulce y benigna temperie por
la situación natural y geográfica de su terreno, que se dice que en el periodo de un
día logra templadas las 4 estaciones del año; produce con abundancia todo género
de mies y frutos en su ejido; pacen muchos ganados mayores, a quienes tienen
los naturales más afición que a los menores de que no faltan algunas tropas. Hay
muchos pequeños ingenios de azúcar, casas de campo y casas de recreo (...). Tiene
una parroquia, un colegio de la Compañía de Jesús en que residen seis o siete sujetos,
un convento de Santa Clara que tiene 16 monjas (...) y conventos de San Francisco,
Santo Domingo y San Agustín (...)” (Viaje muy puntual y curioso que hace por tierra
don Miguel de Santiesteban desde Lima hasta Caracas en 1740 y 1741).
-“Está la ciudad de Mérida en una amena meseta circunvalada de tres ríos (...).
Tiene otra particularidad Mérida, que no se en cual otra parte se experimente, que
cada día goza de las mismas cuatro estaciones, que se experimentan en todo el año en
Europa, que cada día goza trece horas de frío a proporción, pues su temperamento es
frío templado, cinco horas de primavera templada, seis horas de caluroso otoño (...)
Su terreno es muy fértil, que produce todos frutos, y de tierra fría, templada y calida,
manzanas, duraznos, membrillos, granados, plátanos, aguacates con abundancia
buen trigo, maíz, papas, arracachas, yucas, repollos (...), sus gentes (...) son de
genios agudos, amables, y festivos, y aun picados de briosos, y que hay muchas
familias nobles descendientes de los conquistadores, donde han permanecido, o
continuádose más a proporción del número por lo saludable, ameno y deleitoso, y
ser tierra de comercio, que se comunica mucho con el Reino, y con la provincia de
Caracas” (DE OVIEDO, Basilio Vicente, Pensamientos y noticias escogidas para
utilidad de Curas del Nuevo Reino de Granada, 1761).
Rubén Alexis Hernández