Autor: Rubén Alexis Hernández A.
Historiador
Historiador
En días pasados fuimos testigos de unas impresionantes nevadas en las cumbres más 
altas de nuestros Andes, siendo  privilegiados al contemplar un fenómeno climático 
cada vez más raro en los paisajes merideños. Picos como el Bolívar, el Humboldt, el 
Pan de Azúcar, El Toro y el aún llamado por algunos como El Águila, fueron cubiertos 
una vez más con el hermoso manto nival que deleitó los sentidos de propios y extraños; 
las nevadas cayeron con más intensidad en el Collado del Cóndor y en la Sierra Nevada, 
especialmente en las cimas que, bautizadas por Tulio Febres Cordero como las Cinco 
Águilas Blancas, aún hacen honor a esta denominación. 
Ya que hicimos mención de la Sierra Nevada, valga el presente artículo para exponer 
en parte algunas de las primeras referencias escritas sobre este conjunto orográfico, 
fechadas entre los siglos XVI y XVII. Si bien es probable que el término  nevada 
fuera empleado por primera vez antes del ingreso de los conquistadores españoles en 
los Andes merideños, sólo disponemos de referencias posteriores a la “fundación” 
de la ciudad de Mérida: Relatos de cronistas, descripciones de visitadores, autos de 
Población,  entre otras. 
Aquí  transcribimos un extracto de dichas referencias: 
1. “Y por estos justos respectos quiso enviar antes de poblar a Juan Esteban el 
valle arriba que llegase hasta el paraje de la propia Sierra Nevada y viese y 
considerase las poblaciones que en comarca de ella había, y si la tierra desde 
allí adelante daba demostración de ir poblada, porque a esta sazón Juan 
Rodríguez  y los demás españoles estaban apartados del paraje de la Sierra 
Nevada, casi hacia el poniente, poco más de cuatro leguas” ( El cronista Pedro 
de Aguado sobre una expedición de los hombres de Juan Rodríguez Suárez, con 
punto de partida en el sitio de la primera “fundación” de Mérida, y punto de 
llegada  en una zona que consideraran más apta para reasentar a esta población). 
2. “El sitio donde hoy permanece la ciudad de Mérida con este nombre, 
por habérsele perdido, como dijimos, el otro, es un valle que corre algo 
pendiente Norte Sur, a sesenta y dos grados y dos minutos de longitud del 
meridiano de Toledo, y seis de latitud al Norte, entre dos quebradas, la una 
llamada Albarregas y la otra Chenca (por decir Chama), que mejor se le dirá 
caudaloso rio que se origina desde los páramos de Cerrada y va recogiendo 
las más de sus aguas de las Sierras Nevadas a cuyo pie está este valle de la 
ciudad” (El cronista Pedro Simón describiendo a Mérida, primeros años del 
siglo XVII). 
3. “Resguardo. Y para que todos los dichos yndios y las yndias pobres y 
huérfanos ylos demas de los dichos repartimientos de Tabay Aricaguas Tatey 
Mucaria y Valle de los Alisares que asi se mandan poblar y reducir a la dicha 
nueva poblacion y sitio de Tabay tengan tierras utiles y de labor suficientes 
y fertiles para sus labranças particulares de año y vez y de comunidad y para 
sus plazas egidos propios pastos y valdios y criança de sus ganados y arboles 
frutales rraizes y legumbres les da y desde luego les señala y adjudica por 
resguardo todas las que ay desde la punta del arcabuco que baxa del paramo 
de las sierras Nevadas sobre la quebrada que llaman Mucutubague (…)” 
(Señalamiento y adjudicación de tierras de resguardo a los indígenas del Pueblo 
Nuevo de Tabay, en Agosto de 1619). 
4. “(…) por la qual en nombre del Rey nuestro señor y por virtud de sus 
poderes que para ello tengo encomiendo en bos el dicho Bartolome Yçarra 
los dichos dos repartimientos de yndios del apellido de los nebados en el 
valle de las acequias y de la quebrada de los vizcainos de mucusnumpu que 
el dia de oy unos y otros seran treynta yndios con sus familias y sus anejos 
y pertenecientes que asi vacaron por muerte del dicho Juan de Bergara y 
despues por pribacion del dicho Andres  de bergara ya difunto (…)” (Mención, 
en la década de 1630, de la población conocida hoy día como Los Nevados; el 
topónimo se aplicó en honor a la Sierra Nevada).





 

