26 abr 2008

Chiguará

A 50 Kilómetros hacia el sur-oeste de Mérida, el valle del río Chama se amplía considerablemente. En aquel lugar se encuentran la Sierra de La Culata y la Cordillera de Tovar, formando un valle cerrado en forma de V, por donde baja el Chama hasta las llanuras del Lago de Maracaibo.

Ocupando una pequeña planicie sobre las estribaciones de la Cordillera de La Culata, y retirada un poco de la carretera Transandina, se encuentra la población de Chiguará. Tierra noble y generosa, de valientes guerreros chiguaraes, un pueblo de la gran familia Chama. Sus pobladores al ser sometidos bajo el régimen de las encomiendas fueron forzados a vivir en otros pueblos, como Tucaní y La Sabana, donde se les explotaba en las plantaciones.

Hoy es un pueblo pacífico, de vocación agrícola, asentado en un balcón a 927 metros de altitud en el valle del río Chama, de clima cálido y seco, con 850 mm de precipitaciones y con una temperatura media de 21.5ºC.

La tierra, algo seca y tostada, permite tan solo el crecimiento de una vegetación xerófila muy particular, en donde destacan los cactus, las tunas, las pitas y los cujíes. Según se va ascendiendo por la carretera la vegetación comienza a transformarse en verdes matorrales, atrás dejamos las erizadas tunas y cactus y en su lugar surgen árboles de recias maderas y copas frondosas como los robles, cedros y caobas que matizan de verde al paisaje.

Una iglesia blanca se asoma por encima de las casas, entre los árboles frondosos que sombrean plaza, con su fachada orientada hacia el sur como un blanco centinela guardando de alguna intromisión el amplio valle del Chama. Es una construcción reciente, muy sólida y robusta. Su fachada sigue un esquema muy poco usado en las iglesias de Los Andes: tres torres cuadradas pegadas entre sí. El cuerpo principal presenta en su parte inferior una decoración de pilastras con capiteles jónicos que sostienen un friso horizontal. Dos torres cuadradas, que se elevan por encima de la fachada, unidas a una torre central, un poco más alta, con arcos de medio punto, que dejan ver el campanario, rematadas en cúpulas semi -esféricas. La falta de separación entre las tres torres, así como las cúpulas sin tambor, le quita toda la gracia a esta iglesia, que luce bastante pesada, lisa y exenta de movimiento.

Chiguará es una muestra del esfuerzo de los hombres por habitar espacios en valles y montañas, sin destruir la naturaleza, creando una arquitectura propia, que se extiende en un tramado complicado de calles retorcidas que trepan por la montaña. Algunas casas han sido objeto de cierto cuidado especial por parte de sus dueños, pero otras no pueden ocultar las heridas del tiempo en sus techos de madera carcomidos, muros agrietados y aleros que amenazan con caerse.
Los habitantes se quejan del poco el flujo de visitantes en este pueblo. La población venezolana apenas está comenzando a valorar, en su real dimensión humana y cultural, a nuestros pueblos andinos.

El Parque Xerófilo, que se encuentra a la entrada del pueblo, es realmente interesante por sus jardines. Se halla en la ladera de un cerro que se extiende hasta el cauce del río Chama. Entre los cactus enormes podemos pasear por senderos de rocas y admirar las especies xerófilas de la zona, que recortan sus figuras caprichosas erizadas de espinas, contra el cielo azul cobalto. Llaman la atención unas piedras enormes de forma circular, de origen desconocido para los lugareños.

Chiguará es una parroquia del Municipio Sucre, con 7498 habitantes, quienes, se dedican en su mayoría a la agricultura. En sus alrededores se encuentran cerca de 22 aldeas, entre las cuales tenemos, Bella Vista, San Pedro, Buruquel, La Roncona, El Verde, El Rincón y San Jacinto, en donde habitan más de 6 mil personas.

El lugar que ocupa la población estaba habitado, mucho antes de la llegada de los españoles, por la tribu de los chiguaraes. Durante la colonia fue un lugar de encomienda dependiente del pueblo de doctrina de La Sabana, y se conocía con el nombre de Chiguará de los Estanquez. La Sabana es hoy día un puñado de casas y se encuentra cerca de La Trampa, en la vertiente de la cordillera que mira hacia el Lago de Maracaibo. El número de indios se redujo considerablemente y en 1635 apenas contaba con 185 indios que cultivaban tabaco, maíz, caña y batatas y criaban algún ganado vacuno. En diciembre de 1656, el visitador Diego de Baños y Sotomayor, en una visita que hizo a la región, ordenó que los indios se desagregaran del pueblo de La Sabana y se trasladaran al sitio que hoy ocupa Chiguará. Desde aquel momento se ordenó que los indígenas asistieran a la doctrina de Lagunillas, para su formación espiritual.

Gráficas: La ultima es un mamut realizado en fique, mide unos 2 metros de altura y se encuentra en las afueras del pueblo.

6 Dejaron huellas de su paseo por Mérida:

Olá!
Belo passeio.
Bj
Mena

Hola Siry, muy buen reporte de Chiguará, me gustaría algún día conocer más los pueblos el Estado Mérida, sobre todo me llaman mucho la atención los pueblos del sur. He estado un poquito ocupado y no he podido escribir, pero te prometo que te voy a complacer con el reportaje sobre San José de Bolívar, del cuál tengo bastantes fotos que las puedes ver aquí: http://www.flickr.com/photos/18329703@N00/sets/72157603214307098/, aunque son las mismas que están en Google Earth. De Queniquea no tengo fotos pero voy a tratar de ir la semana que viene porque es un pueblo del que quiero hacer algunas tomas.

Muchas gracias por escribir en mi blog y Saludos!!!!

Hola Siry, ya te complací con la reseña sobre San José de Bolívar, espero te guste.

Saludos.

Gracias Kevin, lo tomo como un regalo por mi proximo cumpleaños. Ahora asumo el reto de hacer reporte sobre los Pueblos del Sur dedicado a ti.

Un abrazo, y espero pronto conocer San José de Bolívar.

Gracias por recordar la tierra de mi PADRE CRISPIN BARROETA